La expresión artística existe desde el origen de la humanidad y forma parte de toda cultura y define los rasgos característicos que le dan su identidad en un contexto histórico determinado. De allí su importancia, ya que posibilita el desarrollo de competencias, habilidades y destrezas y permite el afianzamiento de los procesos de aprendizaje, de creación e innovación, de comunicación, y el trabajo con otros, favoreciendo la resolución de problemas y el pensamiento crítico. Así, las y los estudiantes no sólo disfrutan de las experiencias que les brinda el arte, sino que se convierten en actores activos de estas prácticas. Asimismo, la educación artística propicia la participación ciudadana y el compromiso social para la formación de valores democráticos, formando seres humanos respetuosos de la diversidad y conscientes de la otredad.

Por otro lado, la educación artística tal y como actualmente se entiende, trasciende la mera producción para adentrarse en la dimensión cultural y social de los hechos artísticos. La importancia y potencialidad de los elementos icónicos de nuestra sociedad, realizados por medios muy diversos —tradicionales o soportados en la tecnología—, y el haberse convertido en elementos de consumo, exigen la interpretación, la utilización creativa y responsable de éstos por parte de los estudiantes. En ese sentido, el área artística se sitúa en un lugar privilegiado para la trans disciplinariedad con otras materias del currículo, colaborando en una mejor comprensión de la realidad y permitiendo intervenciones comprometidas.

Apelamos a que este encuentro genere posibilidades de intercambio de experiencias didácticas que aporten a la construcción de prácticas que fortalezcan la educación artística en los institutos de educación preuniversitarios.