Este eje propone pensar en aquellos recorridos institucionales que permitieron transitar el abordaje de la diversidad a través de experiencias vinculadas a las aulas heterogéneas, así como problematizar, reflexionar y compartir desafíos y desigualdades de la educación obligatoria en la pospandemia y la convergencia digital. Se parte de entender que el enfoque pedagógico que sostiene esos nuevos trazados contempla a la diversidad como una condición inherente al ser humano, en el reconocimiento de las diferencias, en su aceptación, como así también su respeto en términos de derecho. Ello convoca a reflexionar sobre el sentido que adopta la enseñanza en lo común de la propuesta educativa anclada en el sentido de comunidad. Se trata de compartir en este espacio aquellos posibles lenguajes, posicionamientos teóricos, acciones emergentes y las tensiones propias del hacer cotidiano de las escuelas e institutos preuniversitarios. Es volver a mirar, es cartografiar, es explorar en lo recóndito y lo próximo, en las presencias y ausencias, lo que acontece y lo que no en las fronteras y en los núcleos así como el encuentro y desencuentro de lo vital que constituye cada práctica educativa entramada en las trayectorias de las y los estudiantes, las familias y el entorno social.
La preocupación por lo singular y lo diverso plantea la necesidad de que lo heterogéneo tenga lugar en la escuela, que se visibilice como oportunidad para que los aprendizajes se expresen cada uno en su propia sintonía, pretendiendo sostener la educabilidad de todos y todas. En tal sentido, tomando a Débora Kantor, “El trabajo de educar en momentos clave de las biografías, como lo es en la adolescencia, y en contextos donde la injusticia contamina la magia y la complejidad de la frontera, contribuir al despliegue de proyectos futuros implica sobre todo y más que nada enriquecer los repertorios del presente” (Anijovich-Cappelletti, 2020), es que convocamos desde las JEMU a emprender esta tarea colectiva.